¡A la tercera va la vencida!
Batman necesita a Robin. Tan simple como eso. A pesar de que muchos lectores renieguen del compañero de aventuras del Señor de la Noche, Robin tiene que estar ahí por múltiples razones. Aún así no es un personaje que encaje demasiado bien cuando las historias del Hombre Murciélago se adaptan a la gran pantalla ya que suele aportar más comicidad de la necesaria y su presencia aligera el tono oscuro que requiere Batman. Sin embargo, en los cómics funciona mucho mejor.
Su función es la misma que cumple el Dr. Watson cuando sigue a Sherlock Holmes hasta la escena de un crimen: es un conducto de comunicación entre el protagonista y el lector. Tanto Holmes como Batman no necesitan decir en voz alta lo que piensan cuando investigan las pruebas de un caso porque ellos ya van diez pasos por delante en la deducción de las pistas. Si Batman estuviera solo, el cómic debería llenarse de textos de apoyo para que los lectores supieran qué pasa por la cabeza del héroe y poder seguir la trama sin perderse. La presencia de Robin obliga a Batman a entablar diálogo con él, explicándole todo el desarrollo de la investigación para poner al día, no sólo a su fiel ayudante, sino al propio lector.
Como se ha comentado unas líneas más arriba, la presencia de un niño puede llevar a una infantilización de las historias algo peligrosa cuando se trata de Batman, un personaje sumido en la oscuridad y la tragedia que no encaja del todo bien en la comedia que Robin parece atraer consigo. Con los años, esta sensación ha ido desapareciendo, bien por el cambio de identidad que asumió Dick Grayson (el primer Robin, ahora Nightwing) o por la muerte de Jason Todd, el segundo petirrojo.
Gracias a esto último, el significado de Robin cambió de la noche a la mañana. De ser ese chico maravilla que brincaba de un tejado a otro con una sonrisa de oreja a oreja, pasó a ser un traje vacío en una vitrina conmemorativa en recuerdo de un buen soldado que murió por culpa de Batman. En este sentimiento de culpa sigue presente hoy día y Robin ya no es el conducto a través del cual el lector conecta con el protagonista, sino que se ha convertido en el mayor fracaso del Señor de la Noche. Mientras el primero se fue de su lado hastiado de obsesión que impulsa a Batman cada noche, el segundo no pudo más que caer muerto ante la vorágine de violencia en la que se veía inmerso cada noche.
Coleccionable nº7
(En dicha historia hubo varias versiones, entre ellas mi historia, en la que contaban que las personas pueden sobrevivir con cualquier especie, y subsistir siempre que se lo propusieran, mediante mecanismos desconocidos...)
Después de un tiempo sin Robin, la vida de Batman desemboca en la historia que empieza en dicho número: Un lugar solitario para morir, una auténtica oda sobre el significado de Robin y la simbología e importancia que tiene que siempre exista un Robin al lado de Batman porque, aparte de la función metalingüística que pueda aportar de cara al lector, su función principal es la de mantener al Hombre Murciélago atado a la realidad. Se puede decir que su presencia le mantiene cuerdo y a lo largo de las próximas páginas pueden ser testigos del nacimiento de Tim Drake, un tercer Robin que puede considerarse el definitivo, el que mejor entiende a Bruce Wayne y su mundo porque si Batman necesita a Robin, Robin no podría existir sin Batman.
Nightwing unido junto a los titanes, le dice a Batman que sus palabras no justifican sus actos, acaba de dejar morir a un hombre, debido a trastornos psicológicos tras la muerte de Jason.
Dick le comenta a la hermana, que le preocupa la estabilidad de Batman en su vida, aunque ha dejado de estar con él a todas horas en todas las misiones, no puede dejar de ayudarle.
Batman necesita a Robin. Tan simple como eso. A pesar de que muchos lectores renieguen del compañero de aventuras del Señor de la Noche, Robin tiene que estar ahí por múltiples razones. Aún así no es un personaje que encaje demasiado bien cuando las historias del Hombre Murciélago se adaptan a la gran pantalla ya que suele aportar más comicidad de la necesaria y su presencia aligera el tono oscuro que requiere Batman. Sin embargo, en los cómics funciona mucho mejor.
Su función es la misma que cumple el Dr. Watson cuando sigue a Sherlock Holmes hasta la escena de un crimen: es un conducto de comunicación entre el protagonista y el lector. Tanto Holmes como Batman no necesitan decir en voz alta lo que piensan cuando investigan las pruebas de un caso porque ellos ya van diez pasos por delante en la deducción de las pistas. Si Batman estuviera solo, el cómic debería llenarse de textos de apoyo para que los lectores supieran qué pasa por la cabeza del héroe y poder seguir la trama sin perderse. La presencia de Robin obliga a Batman a entablar diálogo con él, explicándole todo el desarrollo de la investigación para poner al día, no sólo a su fiel ayudante, sino al propio lector.
Como se ha comentado unas líneas más arriba, la presencia de un niño puede llevar a una infantilización de las historias algo peligrosa cuando se trata de Batman, un personaje sumido en la oscuridad y la tragedia que no encaja del todo bien en la comedia que Robin parece atraer consigo. Con los años, esta sensación ha ido desapareciendo, bien por el cambio de identidad que asumió Dick Grayson (el primer Robin, ahora Nightwing) o por la muerte de Jason Todd, el segundo petirrojo.
Gracias a esto último, el significado de Robin cambió de la noche a la mañana. De ser ese chico maravilla que brincaba de un tejado a otro con una sonrisa de oreja a oreja, pasó a ser un traje vacío en una vitrina conmemorativa en recuerdo de un buen soldado que murió por culpa de Batman. En este sentimiento de culpa sigue presente hoy día y Robin ya no es el conducto a través del cual el lector conecta con el protagonista, sino que se ha convertido en el mayor fracaso del Señor de la Noche. Mientras el primero se fue de su lado hastiado de obsesión que impulsa a Batman cada noche, el segundo no pudo más que caer muerto ante la vorágine de violencia en la que se veía inmerso cada noche.
Coleccionable nº7
(En dicha historia hubo varias versiones, entre ellas mi historia, en la que contaban que las personas pueden sobrevivir con cualquier especie, y subsistir siempre que se lo propusieran, mediante mecanismos desconocidos...)
Después de un tiempo sin Robin, la vida de Batman desemboca en la historia que empieza en dicho número: Un lugar solitario para morir, una auténtica oda sobre el significado de Robin y la simbología e importancia que tiene que siempre exista un Robin al lado de Batman porque, aparte de la función metalingüística que pueda aportar de cara al lector, su función principal es la de mantener al Hombre Murciélago atado a la realidad. Se puede decir que su presencia le mantiene cuerdo y a lo largo de las próximas páginas pueden ser testigos del nacimiento de Tim Drake, un tercer Robin que puede considerarse el definitivo, el que mejor entiende a Bruce Wayne y su mundo porque si Batman necesita a Robin, Robin no podría existir sin Batman.
Nightwing unido junto a los titanes, le dice a Batman que sus palabras no justifican sus actos, acaba de dejar morir a un hombre, debido a trastornos psicológicos tras la muerte de Jason.
Dick le comenta a la hermana, que le preocupa la estabilidad de Batman en su vida, aunque ha dejado de estar con él a todas horas en todas las misiones, no puede dejar de ayudarle.
La mafia, actuando en paralelo contra Batman, Anthony Zucco planeó la muerte de los padres de Robin en el circo. Batman intenta detenerles...(Dark Victory).
Dos Caras, se reune con una persona no presente que planea siniestramente acabar con Batman mediante métodos no aceptables.
Nightwing corrige los actos de Batman, Dos Caras le envía un regalo de despedida para Robin, por orden de alguien muy cercano a Batman...éste teme que vuelva a ocurrir lo mismo que sucedió.
Un Saludo,
BatBoy
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